enero 20, 2025

Sharon Stone: sus dramas al no ser madre y la bancarrota económica, perdiendo 18 millones de dólares.

No todo en la vida es Jauja y la popular actriz norteamericana Sharon Stone, que alcanzó la popularidad en 1992 tras el estreno de «Instinto básico», ha afrontado una serie de desgracias que la han llevado a más de un hospital en circunstancias cercanas a la muerte. Contó la vez que creyó vislumbrar una zona de luz blanquecina, en la frontera con el más allá. Y todo ese infortunio físico se une a sus desvaríos amorosos. Contaremos ese pasado, cuando semanas atrás, en su cuenta de Instagram, ha querido lanzar a sus admiradores una imagen sobre su estilizada figura: se la ve retocando uno de sus cuadros (es una estimada pintora aficionada) casi desnuda, mostrando su espalda al aire libre, unas mínimas braguitas de su biquini, y sus lozanas piernas. A sus sesenta y seis años, está en plena forma.

Dos han sido sus experiencias matrimoniales. La primera con el productor de televisión Michael Greenburg, con quien se casó en 1984, separándose tres años después, y obteniendo el divorcio en 1990. Su segunda y hasta ahora su segunda boda fue con el editor de los periódicos «San Francisco Examiner» y «San Francisco Chronicle», Phil Bronstein, en 1998. Esta vez su unión duró seis años. En el transcurso de ese tiempo, queriendo alcanzar la maternidad, la actriz convino con su marido en adoptar un niño, Roan Joseph. Con el paso de los años, Sharon Stone adoptó otros dos pequeños, Quinn y Laird, convencida de que ella no podría traer hijos al mundo.

Además de esos dos esposos mencionados, Sharon mantuvo otras relaciones sentimentales: un año junto al productor J.McDonald, en 1994. Y después otra temporada al lado del asistente de dirección Bob Wagner, con quien intimó mientras rodaban la película «Rápida y mortal».

Nada menos que nueve abortos espontáneos son los que ha padecido: dos hijos los perdió en el quinto mes de gestación. Se comprenderán los traumas que ha tenido que soportar por esas dramáticas circunstancias.

Las desgracias no se detuvieron ahí, pues en 2001 sufrió un gravísimo derrame cerebral, que la mantuvo hospitalizada largo tiempo. Si bien fue recuperándose, la actriz comentó que durante siete años pasó grandes dificultades de salud y trabajo. Estuvo dos años sin poder leer. Y cuando todo ese desarreglo de su mente fue desapareciendo advirtió algo que se nos antoja a todas luces increíble.

Resulta que tras esas temporadas ausente de la vida corriente, de sus rodajes y de otras habituales tareas, fue un día a su banco, encontrándose con que estaba en bancarrota. Dicho así, parece el guion de una película de intriga. Ella asegura que «le volaron» ¡dieciocho millones de dólares (al cambio en euros, dieciséis millones y medio). Todos sus ahorros. No supo explicar la razón de ese supuesto desfalco, si es que alguien «metió mano» en su cuenta. Sólo ha podido explicar que varias personas o bien se hicieron pasar por ella o simplemente la engañaron o fue víctima de una estafa.

Se supone que en un caso así lo normal es que intervenga la policía; que los directivos del banco en cuestión dieran explicaciones con documentos en la mano a su cliente. Sharon no ha respondido a esas interrogantes. De lo que uno deduce que tras esos años en los que estuvo hospitalizada fue perdiendo, posiblemente, raciocinio, memoria, incapaz de enfrentarse a la realidad. Los gastos médicos es más que probable fueran elevados. Y eso, tal vez, le supuso sin ella recordarlo, hacerles frente con su talonario. En fin: un embrollo que a día de hoy, Sharon Stone no ha resuelto del todo; al menos, ante la opinión pública.

Sharon Stone se convirtió a partir de la década de los 90 en un mito sexual. En «Instinto básico» rodó una escena escandalosa cuando en un cruce de piernas, ante la libidinosa mirada del agente encarnado por Michael Douglas, se advertía que no llevaba ropa interior. La película dio un dineral en taquilla. Ella se quejó haber cobrado tan sólo medio millón de dólares, en tanto Michael se embolsó catorce millones. Pero habría que avivar la memoria a la despechada estrella, pues en aquel 1992 en Hollywood no era todavía muy cotizada. Y el filme le sirvió de trampolín al éxito. Aunque ella dijo mucho tiempo después que el director, Paul Verhoeven, la había engañado, y que le propuso no ponerse las bragas para aquella escena por un problema de iluminación. No parece creíble esa queja.

En la filmografía de Sharon Stone, que no ha sido precisamente muy virtuosa desde la moral, figura otro título erótico, «Casino», y «Desafío total». Con «Instinto básico» son la triada cinematográfica que la convirtió en un «sex-symbol». En España rodó una desafortunada versión de «Sangre y arena». Aquí no la conocía nadie por esas calendas y además no resultaba creíble en el personaje novelesco de Blasco Ibáñez. Escasos fueron los reporteros que se acercaron a ella entonces. Luego, sí que ha sido una estrella disputada por la prensa rosa, aunque ya en los últimos tiempos su notoriedad ha ido descendiendo a la vez que sus contratos disminuían.

De ahí que para dar un golpe de efecto publicitario y llamar la atención de productores y «fans» haya aparecido ese semidesnudo en Instagram, que les citábamos al principio. Imágenes que han servido para que muchas voces femeninas se hayan manifestado bien a su favor, defendiendo que una mujer como ella, a los sesenta y seis años, se haya atrevido a exhibir buena parte de su anatomía, y también otras acusándola como un ser vulgar. Ella, por supuesto, se siente muy contenta de su físico y de haberlo mostrado su edad. ¿Y ustedes, amables lectores, qué opinan? Apuesto a que, como en los toros, habrá división de opiniones.


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